Somos energía consciente, una fusión con la Tierra, el cosmos y la luz. Somos amor.
Más allá de nuestra forma física, somos esencialmente energía vibrando a diferentes frecuencias. La energía puede manifestarse en diversas formas y densidades, vibrando más rápidamente o más lentamente según su estado. Esta vibración energética afecta nuestra percepción y experiencia del mundo que nos rodea, desde el equilibrio o el desequilibrio. Cuando perdemos el equilibrio, no podemos detener las sensaciones nocivas, los males no paran de acumularse. Estamos desconectados de nuestra propia energía y la del universo. Cuando estamos conectados, nuestro ADN se rejuvenece, se activa la glandula pineal, se desarrollan dones como la telepatía o la clarividencia, mejoramos nuestra visión espiritual, y atraemos la riqueza universal, tanto espiritual como material. Es cierto que como piensas, sientes; como sientes, vibras; y como vibras atraes.
Nuestra conexión holística con la Tierra y el cosmos
Nuestros cuerpos están compuestos principalmente por agua, alrededor del 60-70%, además de elementos terrestres como el carbono y otros minerales que provienen tanto de la Tierra como del espacio exterior. Esta composición nos conecta íntimamente con nuestro entorno, influenciando cómo somos afectados por energías como la luz, el sonido, la vibración y el magnetismo.
El Agua y la Memoria Celular: Más que una simple sustancia, el agua en nuestro organismo actúa como un medio que transmite y modula energías externas e internas. Las aguas del mar, por ejemplo, han sido asociadas con la capacidad de despertar memorias celulares, evocando recuerdos de nuestra formación en el útero materno. Esta conexión profunda con el agua y la tierra, que contiene minerales de origen estelar, puede resonar en un nivel fundamental con nuestras experiencias más primordiales.
Eurípides y el Poder Curativo del Mar: El antiguo poeta griego Eurípides afirmó que "la mar todo lo cura", reconociendo intuitivamente los efectos curativos del agua marina en el cuerpo y el espíritu. Esta percepción ancestral refleja la comprensión de que el agua, con sus propiedades físicas y energéticas, puede tener un impacto profundo en nuestra salud y bienestar.
La Tierra y su Resonancia: La Tierra misma emite una frecuencia de resonancia conocida como la frecuencia de Schumann, que es fundamental para la vida en nuestro planeta. Esta resonancia natural, alrededor de 7.83 Hz, puede influir en nuestro bienestar físico y emocional, conectándonos con los ritmos naturales del cosmos.
Implicaciones Holísticas: Reconocer nuestra composición como seres de agua y tierra, influenciados por el cosmos y sus vibraciones, nos invita a explorar prácticas que armonicen nuestras energías internas con las del entorno. Desde la música y la meditación hasta terapias energéticas y la conexión consciente con la naturaleza, estas prácticas pueden ayudarnos a alinear nuestras vibraciones internas con las de la Tierra y el universo, promoviendo así un mayor bienestar físico, emocional y espiritual.
En conclusión, nuestra conexión con el agua, la tierra y las vibraciones cósmicas nos ofrece un marco integral para explorar y potenciar nuestra salud y bienestar, utilizando las enseñanzas ancestrales y los principios científicos modernos para nutrir una existencia armoniosa y consciente.